¿Sabrías cómo vivir sin Messi?
El Barça, gracias a una gestión nefasta desde que ganó el triplete de 2015, ha acabada siendo un club de segunda fila europea (a años luz de los grandes del continente) y con una caja en la que suena un tenebroso y profundo eco. Y en esta lamentable situación, en un equipo en plena reconstrucción, sigue sobrevolando la figura de Messi como un buitre carroñero esperando a posarse encima de la presa azulgrana moribunda.
Cierto es que es el mejor jugador de fútbol de todos los tiempos y que llevó al conjunto a cotas imposibles, pero se acabó. Bajo mi punto de vista, su vuelto supondría un tapón para una institución que necesita oxigenarse y continuar su camino sin él. El Barça se ha vuelto una institución cobarde y pequeña, que no ha sabido sobrevivir a sus momentos de grandeza, intentando alargarlos en una segunda parte cutre y salchichera (los medios, de forma vergonzante, parece que no sepan vivir sin Messi), solo pendiente de la vuelta del ex azulgrana.
Pero hay equipos osados, valientes y sin complejos, que no se amedrentan ante situaciones adversas. Grupos que ven los obstáculos más complejos como grandes retos a los que enfrentarse. Tras ganar la Liga, le pregunté a Oriol si tenía ganas de jugar a Copa Federación. Me dejó de pasta de boniato su respuesta: «Lo que realmente tengo ganas es ver de lo que somos capaces de hacer la temporada que viene sin Edgar…». Edgar es el Messi de la categoría. Doble campeón de Cataluña con los benjamines y alevines y líder indiscutible en la tabla de anotadores de toda la liga (goles y asistencias). Ha sido protagonista en 78 de los 180 tantos del equipo esta temporada (43%) y ha hecho 23 de los 51 pases de gol totales (45%). Edgar el año que viene sube de categoría.
Sin «el tipo de pocas palabras», como lo define mi hijo, el reto va a ser mayúsculo, Pero sin un fiero y temible dragón, no habría lugar para la épica en la leyenda de Sant Jordi. Y este grupo de niños incalificables quieren enfrentarse a ella de frente, mirándola a los ojos…
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