¿Te creías que nunca iba a llegar?
La primera derrota, como no podía ser de otra manera, llegó. Al igual que la vida, la victoria no logra nunca alcanzar la eternidad y siempre va, aunque de manera incierta, acompañada de fecha de caducidad. Tras la liga, se disputa una Copa Federación Oro (en la que se enfrentan a una sola vuelta los cinco primeros clasificados del campeonato) y una versión Plata para los que quedaron del puesto 6 al 10.
A medida que llegaban los niños al pabellón empezó a correr la noticia que ni Edgar ni Gala (dos de nuestras piezas más codiciadas en la pista) iban a estar. Algunos niños del equipo contrario se vinieron arriba y empezaron a decir que nos ganarían. La respuesta fue únicamente una mirada de tigre hambriento que les dedicó Lluís. Creo que a los benjamín de Jujol les gusta tanto jugar, que han llegado al punto que no les importan las condiciones; la cuestión solo radica en ver cómo meten la pastilla en el arco contrario y de qué manera impiden que entre en la portería de Hugo.
Tras un inicio titubeante, en el que encajó dos goles, el equipo se fue entonando, hasta alcanzar el empate. El partido fue muy disputado y emocionante. Lástima que encajaran el definitivo 2-3 con nuestro guardameta descentrado, intentando sacar el tick, que se le quedó incrustado entre el palo de la portaría y la red. Así, no importa perder. Y de otras maneras; tampoco… Ganar, perder; ¡lo que importa es jugar!
¿Le das mucha trascendencia a las derrotas? ¿O lo ves como parte de la vida?
Imagen de Markus Kammermann en Pixabay
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