• ivanferrer
• A 01/04/2024

Tras más de cinco meses de inactividad -mi última salida fue el 26 de octubre del año pasado- volvía hoy a los entrenamientos, con la mezcla de ilusión y emoción del que va a quedar para cenar con un viejo amigo tras un largo tiempo sin verlo. Esta tarde me he sentido con un niño con zapatos nuevos, aunque mis zapatillas ya están empezando a pedir un digno relevo.

El sol lucía con fuerza y el cielo solo estaba empañado por tres inofensivas nubes. Todo perfecto para una suave sesión de correr y caminar de una hora de duración. Pero la tranquilidad inicial quedó rápidamente turbada ya que en el horizonte asomaba, amenazante, un gigantesco nimbo que estaba empeñado en hacerme la gaita.

Al cabo de unos veinte minutos, el cielo se puso grisáceo y descargó, caprichosamente en mí, toda su rabia contenida. Como no podía ser de otra manera empecé a sentir frío y la incomodidad de ir en gafas con la lluvia. Pero la perturbación se fue tal y como vino, en un santiamén, y volvió a lucir el sol y se levantó un pelín la temperatura.

Ya he vuelto; los entrenamientos son una terapia fundamental para mí, la medicina natural para mantenerme en forma física y mental. Tengo una ganas terribles de adentrarme en terrenos desconocidos. En breve compartiré con todos vosotros mi próximo sueño deportivo…

¿Cómo te sientes en tu vuelta?

Imagen de Arek Socha en Pixabay