¿Haces de lo rutinario algo increíble?
Soy un tipo inquieto al que le gusta variar, innovar, probar cosas nuevas. Una de las ideas que más me asustan y horrorizan, a partes iguales, es la de realizar una tarea, de forma repetitiva, sin un umbral a la vista que marque su final. Ese monótono y abrumador infinito fue el que me hizo dejar mi último trabajo para adentrarme en la aventura de dar clases de secundaria de Castellano en un instituto público.
Siempre he considerado una pesadilla estar encadenado a una cadena de producción, siempre haciendo lo mismo, sin poder escapar de un tedioso trabajo cuya innovación escapa al plano de la realidad. Sin mayor responsabilidad que ir al ritmo marcado por el omnipresente proceso para conseguir unos objetivos marcados.
El concepto de rutina va asociado al sopor, a la falta de color y a una emoción descuartizada medievalmente sin piedad. Pero hay rutinas que, por previsibles, esconden situaciones increíbles. Como la temporada que está realizando el benjamín del Jujol de hockey en línea. El pasado fin de semana repitieron, por vigésima vez, la rutina que llevan repitiendo desde septiembre. Salieron a jugar, se esforzaron al máximo (unas veces han jugado nivel babero, otras de forma correcta y algunas sobreponiéndose a malas ejecuciones en pista) y acabaron ganando. A falta de tres jornadas para acabar la liga regular ya se aseguraron el primer puesto para la final a cuatro que jugarán el primer fin de semana de junio.
El secreto de estos obreros del hockey en línea es que trabajan en la línea de producción, de forma metódica y minuciosa, con altas dosis de ilusión y ganas de mejorar. Entrenadora y jugadores se han conjurado para que la cadena sea una eterna cinta de Moebius…
¿Conviertes la victoria en una rutina?
Imagen de Quân Lê Quốc en Pixabay
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