¿Haces el ridículo a lo grande?
Juntas, en un piso de soltero, a un politoxicómano, un pederasta y un proxeneta; ¿qué podría salir mal? Este argumento, abocado a un final apocalíptico sin retorno, seguro que ilustraría situaciones surrelistas como las que está protagonizando el FC Barcelona. Hace semanas que el surrealismo se ha quedado corto en Can Barça…
Después del famoso y rotundo «me voy« con freno y marcha atrás y, después de la conjura del sushi (en la que parecían un grupo de borrachos veinteañeros, llevados por la noche, en la que decidieron aspectos cruciales del futuro del club a lo loco y sin sentido), llega la tercera entrega de la trilogía del esperpento azulgrana: «Digo que el club está económicamente tocado y me enseñan la puerta de salida».
Tal nivel supremo de inutilidad, tanto en el banquillo como en la presidencia, me abruma. Laporta, física -las comidas gas a fondo van a acabar con él, más pronto que tarde- y metafóricamente está a punto de estallar. Y Xavi, integrante de la mejor media de todos los tiempos (junto con Iniesta y Busquets), se ha convertido en una triste caricatura de quillo engominado de extrarradio, amante de las excusas infinitas y de las expulsiones por ataques de ira pueriles.
Ahora ya solo falta aderezar el final con alguna que otra dosis de estupidez extra, para que acabe la historia de forma épica y absurda, al más puro estilo The young ones.
¿Das vergüenza infinita con tu vaivenes?
Imagen de WOKANDAPIX en Pixabay
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