¿Te ultramotiva una gran decepción?
Estoy convencidísimo de que a Tadej Pogacar se le quedó clavada en el corazón una afilada estaca verbal que le salió por la espalda en el pasado Tour. En más de un entrenamiento debió resonar, en el silencio del pedaleo y su respiración, poniéndose a punto para la edición 2024, la frase que le envió por circuito interno el equipo Jumbo Visma a su rival Vingegaard: «Hoy era el día en el que sabíamos que podíamos acabar con él. Y eso hemos hecho». El capítulo 6 de la segunda temporada de Tour de Francia: En el corazón del pelotón seguro que el esloveno se lo grabó a sangre y fuego, como motor interno para alimentar sus ansias y ambición de llevarse el tercer entorchado tras dos años negándoselo el brillante bicampeón danés.
Así se puede llegar a entender las ganas insaciables de Pogacar para ganar estapas (hasta 6 se llevó) y bonificaciones sin aplicar más estrategia que la de devorar a sus rivales de forma despiadada, hachazo tras hachazo, hasta Niza y más allá. Ha sido una triple corona, un premio tres en uno, machacando sin piedad a sus rivales y desquitándose de sus decepciones en 2022 y 2023.
Pogacar ya tiene encargadas las palomitas para relajarse, cuando acabe la temporada, mientras se zampará de una sentada, de forma épica la temporada 3…
¿Te olvidas de tus grandes decepciones? ¿O te las comes para metabolizarlas en una ambición desmesurada?
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