¿Sales adelante gracias al deporte? - Episodio 1
Soy un devoto del deporte por convicción. De mi padre aprendí a hacer las tareas con compromiso y hasta el final y de mi madre la pasión y el disfrute al llevarlas a cabo. Esta combinación explosiva me ha permitido hacer deporte de ultrafondo sin tener unas condiciones innatas para practicarlo. Con los años he podido comprobar que puedes exportar tus aprendizajes al prepararte, por ejemplo, para una carrera de 100 km en ruta y salir airoso en tu esfera de trabajo.
El pasado mes de septiembre me embarqué en una aventura laboral en la que el territorio era 100% inexplorado para mí. Fue como una partida de Fortnite, pero vivida en carne y hueso. Sobrevolé el instituto y salté, casi sin darme cuenta, en Vallirana el 6 de septiembre. Me presenté a las 8:30 y a las 11:00 ya estaba dando mi primera clase de Lengua y Literatura Castellana. La brecha generacional con los adolescentes (los alumnos de segundo y cuarto de la ESO son más de tres décadas más jóvenes que yo), sumada a las dificultades de enfrentarme a unos contenidos que había visto por última vez 30 años atrás y la realidad que me encontré en las clases (que nada tiene que ver con lo que sucedía en los años 90) fue un cóctel de difícil digestión. A todo ello se le sumó un cansancio aplastante que me ponía a prueba cada día (me quedaba casi dormido yendo en moto, después de comer en un restaurante o en las clases de lectura en el instituto).
Básicamente, el entrenamiento de grandes distancias, consiste en correr cansado y en que tu cabeza descarte todas y cada una de las señales que le envía el cuerpo para que pares. La infinita cuesta arriba que me supuso el inicio de curso, unido a la ferropenia extrema, solo la pude superar gracias a esa determinación que pones en práctica en cada entrenamiento y en todas las carreras, para nunca rendirte.
A mediados de diciembre llegué al pico de esa interminable cumbre, que duró casi 100 días. Y con la llegada de las navidades empecé a disfrutar del curso, lleno de energías y con seis meses por delante…
¿Lo que aprendes en una esfera vital te sirve para el resto?
Imagen de Andreluiz Cunha en Pixabay
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