¿Destruyes tu propia imagen desde dentro?
En pleno parón por selecciones, el bueno de Vinicius viene a darnos una nueva clase colectiva de ideales encomiables y derechos humanos. Estamos delante de un tipo al que se le han reído tanto las gracias justificables (las propias, por el hecho de ser miembro de tu equipo, que juega al fútbol a las mil maravillas) com las inadmisibles (actuar sembrando odio, como forma de vida, en sus rivales en múltiples lances en infinidad de partidos), que ya se cree con patente de corso para ser una especie de Leonardo da Vinci, arquetipo del intelecto total.
Como decía Josep Oliveras, el padre de mi amigo Marc: «No hay nada más peligroso que un tonto que va de listo». La ignorancia es extremadamente atrevida (o la mala fe, a veces dudo entre los dos caminos del brasileño) y Vinicius encarna a la perfección esta frase, atreviéndose a adentrarse y a unir racismo, geopolítica y boicot.
Le han dejado llegar tan lejos las hordas de palmeros vikingos y la maquinaria mediática blanca -genuflexa eterna ante los designios de Florentino (partido de homenaje incluido)- que ahora ya no hay quien lo pare. Espero impaciente el próximo análisis de Vinicius acerca de economía y destrucción de empleo a manos de la extensión progresiva de la IA en nuestras vidas o sobre terraplanismo mezclado con datos científicos. Dale más alas y la vinicometa puede llegar a volar más alto que Felix Baumgartner...
¿Tienes un portavoz que destruye tu imagen? ¿O cada uno es libre, con educación, de decir lo que quiera?
Imagen de timothy green en Pixabay
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