¿Títulos o emociones?
125 años dan para infinidad de historias. Desde aquel lejano 22 de octubre de 1899, en el que se puso un anuncio en el periódico para crear un equipo de fútbol en la ciudad de Barcelona, han pasado centenares de jugadores, innumerables leyendas y anécdotas para parar un camión. El Barça ha sido uno de los hilos conductores de mi vida, una realidad que ha trenzado historias con familiares, amigos e incluso desconocidos. Desde que tengo uso de razón (lo certifica mi foto con unos tres años con el 3 de Migueli a la espalda) soy culé; en casa no existió alternativa alguna. Más allá de partidos épicos, he vivido muchos momentos de forma hiperbólica, amplificados por la emoción y la explosión del momento.
La extraña sensación de jugar con la camiseta suplente azul y el escudo del Barça, siendo jugador de la Penya Barcelonista Les Corts. Hubo un problema con las elásticas de juego y no llegaron a tiempo para cambiarlo por el emblema del equipo (estaba prohibidísimo jugar con el equipaje del primer equipo si no formabas parte de las categorías inferiores). La frustración, cada vez que tenía que acompañar a mi hermana al lavabo (en el maldito idéntico lapso de tiempo en el que le pitaban una falta directa al borde del área al Barça y que la ejecutaba magistralmente Bernd Schuster). El estado catatónico en el que quedamos mi padre y yo tras la remontada copera ante el Atlético de Madrid. Y la celebración en el Nou Camp, ante la sorpresa de propios y extraños, del gol de Julio Salinas con el Depor (jugador que me encantaba), que le robaba la victoria al Barça en el último suspiro (es el único tanto que he celebrado en mi vida de un rival).
El deporte son batallitas y emociones, el palmarés y las estadísticas los dejo para analistas y hemerotecas…
¿Qué recuerdas más de los cumpleaños?
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