• ivanferrer
• A 27/04/2025

Tras el asombroso ridículo del Real Madrid en la gala del Balón de Oro, el viernes dio una nueva e infinitamente bochornosa vuelta de tuerca en su enfrentamiento con el estamento arbitral (pidiendo que se modificara la designación de la final). De una manera insólita, el club blanco quiso que le cambiaran las reglas de juego antes de empezar a jugar el partido definitivo que coronaría al campeón de Copa del Rey.

Tras crujir emocionalmente al árbitro, a través de los vídeos que emite el estercolero mediático que es Real Madrid TV, el club madrileño se sintió intimidado y menospreciado, pidiendo medidas de urgencia y no presentándose a los actos oficiales organizados por la Federación Española de Fútbol. Tras la pataleta de niño de P3, siguió la vergüenza en la final, con ilustres actuaciones del portero de discoteca Carvajal en la grada y Bellingham en el césped, rematadas por la traca final de Rüdiger (sinceramente, creo que le faltaron entre diez y quince segundo de oxígeno al nacer…).

Recupero pasajes del himno tradicional del Real Madrid y no puedo más que descojonarme: «Noble y bélico adalid, caballero del honor» o «Enemigo en la contienda, cuando pierde da la mano. Sin envidias ni rencores, como bueno y fiel hermano». Por mucho músculo financiero y poder de coacción que tengas, el storytelling se aguanta solo en los hechos. Y el Madrid, con Florentino a la cabeza, ha decidido vivir en una eterna película de ciencia-ficción… ¡Hala Madrid!

Imagen de martins2018 en Pixabay