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Deportes y Comunicación | April 19, 2025

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¿El deporte te ha dado momentos surrealistas?

¿El deporte te ha dado momentos surrealistas?
ivanferrer

Hace nueve días me llegó, a uno de los grupos de WhatsApp más activos que tengo, un mensaje de esos fatídicos. El padre de Eloy había fallecido. Curiosidades de la vida, coincidí con él en la guardería y, dos décadas más tarde, jugamos juntos en el mismo equipo de fútbol, la UE Celtic. Desde entonces tenemos contacto (uno de los pocos elementos positivos que nos ha ofrecido la tecnología) y junto con otros dos amigos -Josep y Javier- mantenemos la llama del deporte (y del heavy metal) que nos unió en nuestra juventud.

Tirando atrás, Eloy ha estado en tres de los momentos más intensos, divertidos y surrealistas que he vivido en un terreno de juego (presididos por los campos de tierra y los balones Mikasa).

  1. Un día de lluvia era, indefectiblemente, sinónimo de asistencia de cuatro gatos. Recuerdo un entreno en el que el campo era un auténtico lodazal. Salimos solo Tao (un delantero nigeriano muy divertido que había jugado en tercera división en Alemania), Eloy y yo. Solo hizo falta un balón para reírnos, rebozarnos y disfrutar como niños debajo de la lluvia…
  2. Debido a un problema de tiroides no diagnosticado, Eloy jugó con nosotros unas semanas en un estado lamentable (llegó a estar a 600 de colesterol). Se le trababa la lengua (parecía ebrio), se le enrampaban las piernas a los pocos minutos de empezar a jugar y sus movimientos eran más lentos que de costumbre. En un derby de la Verneda (barrio de Barcelona donde jugábamos) contra el Provençalenc, echamos por el retrete un claro 2-4 para llegar al descuento con un 5-4 desfavorable. Eloy, que había salido hacía pocos instantes, remató al fondo de la red (medio cayéndose) un testarazo para igualar el encuentro en el último suspiro y desatar el éxtasis…
  3. En un torneo de postemporada, Eloy fue rebautizado como Elvy (el mote por el que lo conocemos actualmente) gracias a un speaker despistado…

La muerte cercana me recuerda que la vida es más corta de lo que parece a simple vista. Así que una cena en el Bar Bodega Juan rematado por un garito de heavy metal será una ocasión perfecta para rememorar esos momentos y partirnos todos a carcajadas…

Imagen de Çiğdem Onur en Pixabay

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