¿Es ético el fútbol de élite?
Cuando crees que todo está perdido y que ya nada puede ser más esperpéntico, surrealista y patético, el fútbol de élite se empeña para demostrar que por mucho que cave, siempre lo puede hacer de forma más profunda y no llegar nunca al centro de la tierra. Así trabaja, de forma incesante, en un eterno infinito de malas artes, valores que se arrastran por el barro, estupidez y testosterona a ver quién la tiene más larga.
Que un futbolista cobre un bonus ¿ético? -la sola definición me provoca una mezcla de arcadas y náuseas- para “ser cortés, puntual, amable y estar a disposición de los aficionados” es lo penúltimo que se podía ver. Lamentable mensaje para los ciudadanos. Podéis, pinchando el link, adentraros en los diversos requerimientos que le hace el PSG para que pueda cobrar 375.000 euros netos al mes.
Cada vez veo que los jugadores de fútbol, como Neymar Jr están a eones de distancia de la hinchada. Se han aislado en un realidad paralela en la que la irrealidad y los valores éticos brillan por su ausencia. Yo me encontré a uno de los dioses de todos los tiempos en El Corte Inglés y me firmó una foto, y fue muy cercano y cariñoso. No me imagino, ni por asomo, la escena 40 años después…
¿Hay conexión con los aficionados? ¿O el fútbol de élite ya está aislado?
Imagen de Harut Movsisyan en Pixabay
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