¿Vas a tu rollo?
Ya tenemos las semifinales definidas: derby madrileño y Mónaco-Juventus. En la primera se determinará si el Real Madrid sigue siendo la bestia negra de los atléticos y les sigue cerrando el paso, de forma angustiosa y tortuosa, a su primera Champions. En la segunda se dilucidará si la sorprendente magia monegasca se lleva por delante a un clásico equipo italiano: espartano, ordenado y contundente.
No me quiero ni imaginar la tensión que se tiene que vivir en un encuentro de eliminatoria de Champions League. Cuando saltas al campo y esperas el silbato inicial. Miras hacia al lado y atrás, con confianza, a los que te van a acompañar en esta nueva aventura. Haces palmas, emites algún grito de ánimo para conectarte con tus compañeros o incluso te encomiendas a los dioses. Y delante, amenazante, se encuentra el rival; lo que te separa entre el balón y la portería contraria, entre el comienzo del partido y la próxima ronda. Calma tensa, emoción contenida, drama a punto de desencadenarse…
Menos en el caso de Dani Alves. Volvía con la Juventus al Camp Nou tras ocho temporadas en el club azulgrana. Se acercó al banquillo local y se lió a dar abrazos, apretones de manos y a hacer bromas. Se abstrayó tanto de todo, de la tensión, de la rivalidad, de la competición, del encuentro… Disfrutando tan al 100% del momento, que el partido acabó empezando sin él… Ese fue su único despiste en 90 minutos…
¿Cuando la presión es alta te tensas? ¿O pasas de todo y vas a tu rollo?
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