Ilumina tu oscuridad con una sonrisa
Haile Gebrselassie forjó su leyenda desde muy pequeño, cuando con 4 años ya corría para ir a la escuela. Y solo estaba a «10» km de distancia, un auténtico trayecto de ultrafondo para un niño tan pequeño. En Etiopía no tuvo una vida fácil, pero su carácter afable y calmado no entendía de dificultades y solo había una dirección en su cabeza: ir siempre hacia adelante…
Su eclosión deportiva llegó en 1992, haciendo el doblete en 5.000 y 10.000 en los mundiales júnior. Y a partir de entonces un carrusel sinfín de victorias y medallas. Haile es capaz de hacer una maratón a un ritmo infernal de 2’56» el km; un ritmo que la mayor parte de los mortales no es capaz de soportarla ni un solo kilómetro. Si puede ser agónico hacer un kilómetro por debajo de 3 minutos, aguantarlo durante más de dos horas ha de ser literalmente un calvario.
Pero ese infierno Gebrselassie lo capea de forma serena, con su eterna sonrisa, esa sonrisa que se disocia de su cuerpo que sufre, se estremece y pelea cada metro de asfalto que avanza. Su rostro sereno le hace levitar, parece que ese esfuerzo no va con él. El Etíope afronta sus hazañas con positivismo, sonriente, calmado… irradia y comunica paz.
Porqué por duro que sea un proyecto o un reto al que nos enfrentemos en nuestro día a día en el trabajo, ¿no es mejor afrontarlo con una sonrisa? ¿O se resuelve mejor la situación si estamos más cabreados o con semblante serio?
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