¿Serías presidente de la escalera eternamente?
La presidencia tiene connotaciones de poder, responsabilidad, presión, estatus económico y social. El presidente de un país, de un partido político, de un club de fútbol, de una gran organización humanitaria o de una compañía líder. Pero hay una presidencia de la que el 99% de los mortales huyen como de la peste. Cada vez que lo pienso me pongo enfermo. Vaya putada. La ruleta de la fortuna, con las bolas y los números marcados, indica que voy a ser el próximo presidente de la escalera. Sé que va a ser este año, pero no quiero acordarme de cuándo… Menos mal que es solo un año y que, como las grandes catástrofes, pasa cada muchos años…
Pero hay quien busca afianzarse y perpetuarse en el cargo. Platini va por el camino. Tras ocho años en el cargo, como presidente de la UEFA, inicia su tercer mandato. Ha sido reelegido sin ningún rival que le pudiera disputar el cargo. La verdad que el millonario mundo del fútbol de élite tiene algo que engancha. Desde 1990 solo ha habido dos presidentes en la UEFA (Johansson, 17 años y Platini 8, de momento). Pero el sillón de la FIFA debe ser aún más chulo, porqué los dos últimos presidentes han estado 24 (Havenlange) y 17 años (Blatter, aún en el cargo) respectivamente. Pero el más molongui de todos es el de la Federación Española, porqué Villar lleva incrustado 27 años, sin ganas de moverse.
Cuantos más años se está en un cargo se adquiere mayor conocimiento y experiencia. Pero en ocasiones falta el aire fresco, se instala el acomodamiento y se adquieren vicios que se acaban convirtiendo en la normalidad. En Estados Unidos en 1951, con una visión muy práctica, limitaron los mandatos presidenciales a dos.
¿Es bueno eternizarse en un cargo? ¿O es mejor la rotación para enriquecer el puesto con diferentes formas de trabajar?
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