¿A que no hay huevos?
Generalmente, los machos alfa dirimen su supremacía en el grupo enfrentándose… a ver quién los tiene más gordos. Pero en el mundo colaborativo del siglo XXI, intentas mostrar tu superioridad arrastrando a alguna víctima contigo, al unísono del testosterónico ¿a que no hay huevos?
Una mañana de verano de 2009, desayunando con mi compañero de trabajo Mario, nos retamos el uno al otro a hacer un triatlón en octubre, de distancia mínima (400 metros nadando, 10 KM en bici y 2,5 KM corriendo) pero todo un reto para unos novatos como nosotros en este deporte. Tras un par de meses de auto-entrenamiento bastante anárquico llegó el momento de probarse el neopreno que había alquilado para la ocasión.
Era la primera vez que me ponía un neopreno y ya me habían comentado que costaba bastante de ajustarse. La verdad que tenía serias dudas de cómo iba a meter mi cuerpo en ese fino y estrecho traje. Y no tuve mejor ni más brillante idea que enfundármelo delante de mi mujer, sentada en el sofá, como un jurado televisivo esperando a dar el veredicto al finalizar mi «actuación». Tras casi media hora de esfuerzo y mucho, mucho sudor, conseguí ponérmelo. Y pensar que despúes de aquello tenía que meterme en el mar a nadar… buffff!!! Literalmente me había hecho la depilación láser en brazos y piernas, el neopreno no deslizaba apenas y a tirones acabó entrando…
Tras comprobar que todo estaba bien me dispuse a sacarme, victorioso, el traje. Y cuando empecé a sacarme ese neopreno que me tenía empapado en sudor vi que había unos logos en la parte interior… ¿Y a quién se le ocurre meter publicidad en la parte de dentro? Y ahí todo cobró sentido: la dificultad, el sudor, los tirones, la depilación láser gratuita… !!!Me lo había puesto del revés!!! Mi mujer, muerta de la risa, contagió de carcajadas mi desconcierto. Solo pude hacer una cosa, reírme y aceptarlo con deportividad…
¿Cuándo fue la última vez que te reíste con un ridículo propio?
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