¿Te emociona el deporte? La secuela

El efecto wow es la sensación que te queda tras ver algo que no te esperas, que te sacude y te deja aturdido. Algo se mueve dentro de ti pero solo aciertas a exteriorizarlo con ese efecto gutural sonoro… Pero como suele ser externo a ti, más allá de comentarlo en redes sociales o mientras comes con los compañeros de trabajo, se te olvida cuando ves el próximo wow. En cambio, si formas parte de ello y te vinculas emocionalmente con lo que estás presenciando, se magnifica el fenómeno, convirtiéndose en el efecto ¡Hostia!
Y ese es uno de los componentes mágicos del deporte. Entras en una extraña y vertiginosa campana de irrealidad en la que cualquier cosa es posible, todo parece un sueño; y te cuesta incluso procesar todo lo que ha pasado en tan solo un minuto o en pocos segundos… Ese efecto se te queda grabado como un tatuaje eterno que no sufrirá los embates del tiempo… Y te conviertes en un abuelete explicando las historias de la puta mili, porqué lo que allí viviste fue realmente increíble. Fue un momentazo. Y no había multinacional ni actor detrás preparado para dejarte con la boca abierta; solo la realidad que superó de forma galáctica tus expectativas…
20 segundos de un partido de minibásquet y medio minuto de una eliminatoria de fútbol. Tanta condensación de sucesos, gritos, llantos, estupefacción, alegría, nervios, subidas al K2 y bajadas al infierno, que daría para una conferencia…
¿Cuál fue la última vez que solo acertaste a decir «hostia»? ¿O eres de los de cervecita y patatas, y que sufran los del campo?
photo credit: Te voy a dar una hostia via photopin (license)
Publicar un comentario