¿Qué son realmente 100 kilómetros? (5×10)
Una parte de la letra de la mítica canción de Sinatra My Way -según la crítica, nunca según mi criterio-, sostiene que «he viajado por todas y cada unas de la autopistas; y más, mucho más que esto, lo hice a mi manera«. De los 27 apuntados a la carrera, hay dos bajas antes de empezar a entrar en faena. Empiezo a correr a ritmo de 6 minutos el kilómetro (creo que podré aguantar unos 40 kilómetros así y después ya veremos cómo es de progresivo o no mi descenso a los infiernos) y me quedo de los últimos al poco de iniciarse la prueba.
Los circuitos circulares te permiten ver en todo momento a tus compañeros de viaje, tanto los que van más a ritmo tortuga (lento pero seguro), como los que van decididamente a ganar la carrera (que acaban por debajo de las 9 horas). Al cabo de pocos kilómetros es como un desordenado enjambre de abejas que se van cruzando, constantemente, sin orden ni concierto. Y se establecen curiosas relaciones entre corredores. A los 24 me los iba a encontrar infinidad de veces; así que decidí saludarles cada vez que me hubiera cercanía. Rápidamente vi los que devolvían el gesto y los que muy centrados en la carrera se molestaban solo en correr, su ritmo, los rivales y sus pensamientos.
Desde el kilómetro dos, un corredor iba andando y corriendo. Pensé que se le iba a hacer de día y que qué extraño andar desde tan pronto, cuando aún le quedaban 98 kilómetros. Pero hubo otro que me dejó alucinado: iba haciendo marcha atlética. Es una prueba que solo veo cada Juegos Olímpicos (los 50km marcha), pero que me parece de una dureza extrema por los ritmos que llevan y la épica del sufrimiento. Pues ahí tenía, compartiendo objetivo a Rubén Piñol. Un armario empotrado, todo determinación, para hacer la carrera sin despegar los dos pies del suelo. Decenas de veces nos saludamos y animamos, un instante para conectar con la mirada y olvidarnos de la locura que estábamos transitando. También con Joaquim Verdalet Rodriguez, cuya sonrisa de oreja a oreja me daba mucha energía y buen rollo y de paso me recordaba su fisonomía a la del crack del baloncesto Ricky Rubio.
Curioso fue cuando, a mitad de carrera, me encuentro a un corredor sin camiseta, andando descalzo tranquilamente hacia la salida y zona de avituallamiento. Le pregunté si estaba bien y me contestó que él había venido a correr 6 horas, que era lo que tenía planeado, y que ya había tenido suficiente.
¿Haces las cosas como toca hacerlas? ¿O prefieres hacerlas a tu manera?
photo credit: Kölner Dom via photopin (license)
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