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Deportes y Comunicación | December 3, 2024

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¿El momento de la verdad te supera?

¿El momento de la verdad te supera?
ivanferrer

Por fin el programa de TV El Mur se acabó. Vaya tostonazo. La verdad que para un amante del deporte como yo, ha sido un verdadero fiasco. Me hubiera gustado, para saber cómo evolucionaban los participantes, cuantos kilómetros semanales hacían. Me llegó a aburrir tanto que solo me movía el chafarderismo de ver si realmente acababan la maratón o no. La publicidad nos intenta hacer creer constantemente que todo está al alcance, fácil y rápido. Y conseguir una maratón no es ni fácil, ni rápido, ni al alcance de todos (aunque figuras como Valentí Sanjuan o Josef Ajram parecen indicar que menos de tres ironmans seguidos no es deporte, es un triste paseo).

Edgar, el concursante blanco de todas las miradas -por su prominente barriga, inconstancia y rebeldía con el plan nutritivo y de entrenamiento que le propusieron-, parecía un pulpo en un garaje antes de la carrera. Una idea de lo preparados que iban los concursantes fue que dos horas antes de empezar, le explicaban a Edgar que se pusiera vaselina en los pezones para que no se le irritaran en carrera. Otra chica se hizo una llaga en plena prueba por llevar calcetines cortos que le hacían rozar la zapatilla con la piel directamente; pura planificación, vaya.

Antes de empezar, Edgar era todo optimismo: «Se puede hacer sin ningún problema si eres constante, te concentras en lo que estás haciendo y haces un poco de caso a lo que te dicen. No hay problema por conseguir una maratón de 42 km. Y yo creo que puedes hacer una de 50 y de 60». No sé si fue una bravuconada, una inconsciencia o pura ignorancia. Lo cierto es que las risas iniciales acabaron en el kilómetro 15: piernas agarrotadas y molestias en los tobillos. Preludio del gran latigazo, en forma de rampa, 2.000 metros más allá… La realidad, como un muro infranqueable, le paró a 25 kilómetros de meta. Lo que vino después fue una agonía en forma de dolor de espalda, las piernas hechas polvo y ardor de estómago.

La realidad le puso en su sitio. La moraleja del cuento la puso el propio Edgar: «Esto es muy heavy, pero si se entrena se puede hacer».

¿Crees que con esfuerzo y constancia todo se puede conseguir? ¿O hay límites que no se deben cruzar?

photo credit: Luckily, the TV wasn’t mine via photopin (license)

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