¿Coge la pasta y corre?
La era del “aquí” y “ahora” no sabe de calma. El de “coge la pasta y corre”. Solo sabe de gilipolleces del estilo como cuántos “me gusta” has conseguido en Facebook, retweets tienes de tu última información publicada o del enésimo selfie que tienes para demostrarle a todo el planeta lo cojonuda que te va la vida, aunque sea una auténtica basura. Buenrollismo digital, mezclado con legiones de plastas que se empeñan constantemente en enseñarte lo que están haciendo todo el día, absolutamente todo.
Sencillamente ya no sirve la receta de cocinar un puchero a fuego lento. Prima la comida basura o la precocinada de microondas, que a la corta llena pero a la larga no alimenta… En el deporte también manda el “ya” ante el “más adelante”; el “ganar” frente al “formar”. No se trata de transitar por una gama de grises, consiste en ganar o perder, de llevártelo todo o sumirte en la miseria… Y en esas ganas de ganar por encima de todo, nos estamos olvidando de formas a nuestros hijos.
Hoy he podido comprobarlo en el partido que jugaba el Sant Joan Despí contra el Sant Celoni. Antes de nada reconocer que el contrario ha sido netamente superior: tenían jugadoras que lo hacían muy bien y jugaban con intensidad y ganas. Pero me ha horrorizado su entrenador, chillando y dando indicaciones sin descanso a sus pupilas. Más que jugadoras físicas, parecía como si estuviera con el joystick de la PlayStation (y las hacía jugar a medida que iba pulsando X, círculo, triángulo o cuadrado). Además protestaba vehementemente las decisiones del árbitro e hizo varias incursiones dentro del campo, en medio del partido.
El Sant Celoni jugó de forma muy ordenada y efectiva en ataque, pero en defensa usaba mucho las manos. Ahí poco tengo que decir, ya que cada uno juega como quiere y además hay un árbitro para decretar qué es falta y qué no. Pero me da pena el hecho que las peques suelen ser un reflejo de la filosofía de sus entrenadores. Y ese entrenador quería ganar por encima de todo. Usaba en defensa una arma que le sirve para ganar hoy, pero que en cuanto las niñas crezcan y tengan arbitrajes más rigurosos será un lastre (seguramente, jugando igual, acabarán los partidos con tres en la cancha eliminadas por faltas). Y lo peor de todo, como las habrá educado e inculcado una forma de jugar determinada, tendrán que volver aprender de nuevo en un futuro. Este año serán ganadoras; qué más da lo que venga después…
¿Educar o ganar? Esa es la cuestión…
photo credit: ezhikoff Alas, poor Hamlet via photopin (license)
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