¿Reescribes la historia?
El mundo del fútbol -mediático a rabiar, rico a morir y engreído hasta matar- es como el rey Midas: todo lo que toca se convierte en oro. Pero sufre de una pequeña infinita deficiencia: cree que la audiencia es directamente gilipollas. E inventa historias para justificar lo injustificable y para salvar el abismo infranqueable que hay entre los aficionados y los profesionales. Los primeros vivimos el fútbol con todo el corazón –y dejando la razón guardada en un cajón- y los segundos hacen lo que más les gusta dónde creen que mejor podrán explotar sus cualidades e intentando mejorar su calidad de vida (procurando por su bolsillo y el futuro de la familia, vamos). Por esta razón el fichaje de Figo por el Madrid, acabó cómo acabó en Can Barça; entiendo al portugués y a los aficionados azulgranas a partes iguales…
Pero volvamos a la pequeña infinita deficiencia. Jugadores y directivos piensan que somos una suerte de cortitos que nos lo tragamos todo, absolutamente todo. Y en un cutre ejercicio de reescritura de la historia -sin llegar al glamour ni al clímax de la imprescindible novela 1984– nos hacen creer que el sueño de determinado futbolista, desde que vino al mundo, era el de fichar por ese club.
La historia de Alfonso al firmar por el Barça me pareció de lo más ridícula en su día, como la de Rooney lo es hoy. No somos idiotas, sabemos que los futbolistas son de un equipo y que acaban fichando por otros. Yo, lástima que me quedé a medio camino y solo alcancé la segunda regional. Pero de haber fichado por el Madrid ya lo tenía decidido: al lado de mi flamante póster de Samantha Fox, tenía uno con la impoluta y brillante casaca blanca del Buitre. Y que fuera del Barça desde que tengo uso de razón hubiera sido un ínfimo detalle, sin importancia…
¿Te tragas todo lo que te dan? ¿O tienes criterio para discernir realidad de ficción?
photo credit: trash world 1984 Movie Poster Rio Cinema Dalston via photopin (license)
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