¿Te pasas de rosca?
Las personas somos como las botellas. Unas veces más llenas, otras más vacías; en ocasiones relucientes y algunas incluso para tirar directamente a la basura. Pero pase lo que pase siempre está ahí la rosca, como termómetro. Según cómo te portas con tu cuerpo él te manda señales. Te dice sutilmente “ten cuidado que no vamos bien” o te suelta una tremenda colleja demostrándote que “has pasado el límite, colega”. Y es que cuando te pasas de rosca tienes que evaluar daños e ir con sumo cuidado.
Yo llevo un par de días evaluando tras el entreno del miércoles. Después de ocho días parado, volví a entrenar. Álex me marcó una rutina suave, con pulsaciones entre 135 y 145 pulsaciones por minuto y que evaluara sensaciones. Yo solo le hice caso en la segunda parte y me olvidé de mi ritmo cardíaco. Físicamente me sentí tan bien que estrujé la máquina hasta llegar a las 170 pulsaciones. A veces no reparo en que las indicaciones no son porqué sí y que después de un entreno hay un mañana con otra jornada de prácticas. Pero me vine arriba como mi hijo pequeño y lo di todo, como si se acabara el mundo… Y así acabé; con agujetas hasta la coronilla, acordándome de mi estúpido ímpetu, y pasado de rosca…
¿Sabes controlarte en todo momento? ¿O a veces pasas de todo sin pensar en las consecuencias?
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