¿Qué pasa cuando te acabas el juego? (2)
Tras cinco temporadas en Cornellà, Anna tenía ganas de probar aires diferentes y experimentar nuevas sensaciones en el Club Esportiu Joventut Hospitalet. A nivel de resultados creo que han llegado más lejos de lo que aspiraban inicialmente. Quedaron primeras en la fase previa, con un balance de 10-2. Volvieron a repetir posición en la segunda fase con el mismo casillero de victorias y derrotas. Y cayeron en el play-in previo a la final a cuatro. Resultado final: quintas clasificadas de Catalunya de júnior de primer año (solo por detrás de UE Mataró, Boet Mataró, Barça y Sant Adrià).
A nivel de resultados, excepcional. Pero en referencia al ambiente de equipo, un desastre total. Dos jugadoras abandonaron el equipo a media temporada, otra estuvo a punto. Este año he visto de todo en el equipo menos alegría. Trataban a la chicas como profesionales, sin importarles en absoluto si eso les afectaba a sus estudios. Los últimos dos meses de Anna fueron para mí una pesadilla. Cada entrenamiento, cada partido era una batalla campal para sacarla de casa y que fuera a la cancha de baloncesto. Imaginaros lo a gusto que estaba en el equipo que si hubieran llegado a la final a cuatro se hubiera negado a jugarla.
Eso es lo que pasa, abreviando, en un equipo de 12 jugadoras en el que nueve juegan al servicio de tres y cuando el entrenador aplica unas normas especiales para esas tres y otras para el resto del conjunto. La victoria este año ha sido un sinsentido; me ha sabido a comida caducada, una auténtica bazofia…
¿La victoria lo tapa todo? ¿O el ambiente es aún más importante?
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