¿Vale más un mensaje ganador o de compromiso?
Hay entrenadores listos, agresivos, calmados, buenos, volcánicos, reflexivos, malos, galácticos, tontos, mediáticos, modestos, especial ones, irreverentes, lunáticos… y alguno que bajo su chaqueta de chándal lleva tatuado el compromiso a sangre y fuego. 50% seleccionador nacional, 50% trabajador social. Ninguna faceta es más que la otra; hecho que sorprende mucho en el fútbol de élite actual. Así es Cesare Prandelli, técnico de la selección italiana.
Es capaz de, ni corto ni perezoso, dejar a un jugador sin Copa Conferedaciones por faltarle al respeto a su entrenador. En la Eurocopa pasada, antes de iniciar el torneo, llevó a sus jugadores a Auschwitz para rendir homenaje a las víctimas. Y no contento con concienciarse con la barbarie ajena, se moja con polémicas muy cercanas y delicadas. Incluso ha hecho frente, con sus actos, a la camorra napolitana. Y el último episodio ha sido su implicación con una campaña contra la homofobia, en la que el seleccionador ha invitado a sus jugadores a llevar cordones arcoiris.
El mundo del fútbol, tan monstruosamente mediático y global, marca pautas sociales e influye en los más pequeños. Prandelli lo tiene clarísimo: «Los mensajes de los futbolistas profesionales tienen un gran impacto en la sociedad». Así que se ha propuesto que Italia, aparte de jugar y ganar títulos, también dé ejemplo.
¿En el deporte pesa más ganar o transmitir valores? ¿Títulos o ser ejemplar? ¿Hay que explotar el compromiso social de los deportistas o centrarnos solo en la competición?
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