¿Un ying oscuro potencia tu yang más luminoso?
- ivanferrer
- A 07/04/2016
Todo parece encaminado a ser el tercer año de monólogo de Mercedes en la F1, con dos pilotos que se baten el cobre para ser el mejor: Hamilton y Rosberg. Se dice en el paddock que el espectáculo está decayendo y que la competición es bastante aburrida. Lo que es indudable es que hay dos gallos para reinar en el gallinero…
Pero la alta competición tiene lógicas difíciles de entender. Hay quien tiene un nivel de disciplina espartano, basado en una constancia envidiable y una autoexigencia brutal. Le impulsa un motor interno que le empuja constantemente a ir más rápido, a ir más lejos… Pero hay quien dispone de una ayudita extra. Un portentoso Ying -diametralmente opuesto a tus valores, tu personalidad, tu forma de vivir la vida y ver la realidad- que propulsa a tu Yang a su máxima expresión. Porqué si no te creces sencillamente, te acaba devorando.
Así enfocaron esa rivalidad James Hunt y Niki Lauda. La personalidad del inglés -un playboy espontáneo, impulsivo, divertido, extrovertido y apasionado- chocaba con el aspecto del austríaco -serio, introvertido, frío y calculador. Su rivalidad, desde la Fórmula 3, les llevó a una espiral de mejora y superación infinita. Hasta que llegó a cotas insospechadas en la temporada de Fórmula 1 de 1976, en la que Lauda tuvo un accidente gravísimo en el que se incendió su coche y casi pierde la vida.
Sin desvelar malditos spoilers (si véis la wikipedia ya no habrá marcha atrás), os recomiendo ver la película Rush con surround, para vivir la espectacularidad de los Grandes Premios. Emoción, épica y drama hasta el último suspiro…
¿Necesitas a un oponente que saque lo mejor de ti? ¿O tú solo te sabes llevar al límite?
photo credit: Ying Yang/Coffee Sugar via photopin (license)
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