Manual de ventas para principiantes (volumen 2)
Las cosas suceden. Después nosotros las interpretamos a nuestro antojo y llegamos a conclusiones en base a esa mirada personal que tenemos del mundo. Yamaha vive en un castillo medieval asediado constantemente por feroces dragones, reyes malvados que quieren anular su talento y poderosos caballeros oscuros que les atacan con el único objetivo de eliminarles, sin razón aparente. Y cuando no hay enemigo a la vista no hay problema: siempre aparecerá un rayo, un tornado, inundaciones o un terremoto dirigido a los cimientos de la escudería para enturbiar su paz. Y es que como no hay suficientes problemas –realmente importantes- sobre la faz de la Tierra, el mundo se ha confabulado contra la marca de los tres diapasones. Los otros pilotos no luchan por la victoria, los equipos rivales no persiguen el campeonato, los proveedores de neumáticos no buscan optimizar su producto. La verdad que nadie dice, pero que todo el mundo sabe, es que quieren simplemente van contra Yamaha.
Pobres Llorossi y Viñales. El maestro (solo en resultados; en deportividad no tiene nivel ni para subirse a Moto 3) y el aspirante mostraron una gran solidez en las dos primeras pruebas del campeonato. Todo eran risas, piropos y optimismo. En el mundial de Moto GP hacía un sol radiante. Pero cuando los nubarrones y la posterior lluvia torrencial arreciaron en el tercer y cuarto envite -que coincidió con el resurgir de los pilotos Honda– ya solo hubo lugar para el lamento y la queja; el limitado recurso típico y clásico que emplea un niño de cinco años.
Ahora le toca a Michelin. Si ganan de nuevo en Francia, seguro que se olvidarán de todo. Solo tengo la duda de, si no levantan el vuelo, a quién le van a enchufar la culpa; porque está clarísimo que en Yamaha todo lo hacen de 10…
¿Analizas en qué has fallado? ¿O eres perfecto y el mal amenaza siempre desde fuera?
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