¿Realmente lo importante es participar?
Este es un de lo temas recurrentes que, tarde o temprano, acaba salpicando fugazmente la conciencia colectiva para volver casi inmediatamente a sumergirse en la más absoluta oscuridad… En esta ocasión ha sido en un encuentro de fútbol 7, entre benjamines (niños de 9 y 10 años). El Espanyol le endosó al Parc un rotundo 25-0. El contundente 15-0 que ya reinaba en la media parte, provocó el llanto en los jugadores visitantes. En ese momento hablamos de humillación, de falta de respeto… Por el amor de Dios, es solo un partido de fútbol…
Como ya sabéis, tengo dos hijos, uno de los cuales compite desde hace 4 años al baloncesto. Realidades como ésta me llevan a pensar cómo enseñamos como sociedad a que nuestros niños toleren el fracaso y no lleguen al colapso. Yo creo que el mensaje que deberíamos transmitir es que lo más importante no es ganar ni tampoco participar; es competir. Competir entendido como dar todo lo que tienes para ayudar al colectivo en el que te encuentras. Siempre te enfrentarás a algún equipo que sea infinitamente mejor que el tuyo y te pase como un rodillo por encima; ¿y qué? Hay más partidos y nuevas oportunidades para seguir dando lo mejor de ti y del equipo. Para bien o para mal las cosas pasan y hay un próximo fin de semana para seguir jugando. Porqué si te has esforzado y no ha salido, qué más da el resultado…
¿Te influyen las palizas? ¿O es parte del juego?
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