Papel
Hay una máxima empresarial que sostiene que «el papel lo aguanta todo». El un power point puedes llegar a construir un interminable castillo de naipes con la particularidad que en ese entorno virtual no existe la posibilidad de que caiga. Puede subir y subir hasta alcanzar las estrellas. Más tarde, la realidad ya se encarga de enviar un torbellino que acaba sonrojando al listo que se dedicó a diseñar tal catedral basada en cimientos de aire…
Pero hay otros papeles (éstos de carácter simbólico) que te pueden costar muy, muy caros; carísimos. Un pozo sin fondo, vaya. Como es el caso de Kaepernick, que desde 2016 está sin equipo en la NFL tras mostrar su desacuerdo y rechazo durante el himno nacional, ante la brutalidad policial contra la comunidad afroamericana. Envidio, en este sentido, a deportistas norteamericanos que sin ningún tipo de complejos muestran su desacuerdo con el sistema (como el sonado caso de los finalistas de la NBA que, antes de disputar las series finales, decidieron que plantarían al presidente Trump en la recepción al campeón). Nike ha decidido usar este icono del fútbol americano -a partes iguales odiado y venerado-, reencendiendo la polémica. Y visibilizando, de paso, tres elementos: creer en algo, valores y sacrificio.
Pienso en este trío de elementos invisibles: creencias, valores y sacrificio (pero del de verdad) y me da la risa. Mejor. Me descojono ante la posibilidad que nuestros niñatos, los futbolistas de la AFE, amenacen con la huelga porque se va a jugar un partido de La Liga en EEUU o debido a la no inscripción de Isaac Cuenca en el Reus. La primera por pataleta de niño malcriado (se olvidan tal vez de dónde vienen sus sueldos; no precisamente de las cuotas de los socios) y la segunda por lo poco solidarios que son, salvo honrosas excepciones (no me imagino a Messi, Benzema o Diego Costa dejando indefinidamente de jugar por un compañero de segunda división, la verdad). En ambas amenazas creo que la AFE ha optado por la estrategia testosterónica del «cógeme que lo mato»…
Y al final, por mucho papel y muchas declaraciones altisonantes que hagas a micro abierto, viene el torbellino que te acaba sonrojando…
¿Te la juegas hasta el final? ¿O en cuanto te hacen pupita haces el Chiquito de la Calzada?
photo credit: georigami Santiago Barbosa’s 8 Point Star via photopin (license)
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