¿Se te quema la paella?
Cuando pitas un partido necesitas de máxima concentración, de tener los cinco sentidos en lo que estás haciendo. El baloncesto es un deporte muy dinámico en el que debes estar bien situado para pitar las violaciones y ver los contactos (en ocasiones entre una maraña de cuerpos, brazos y piernas). Recuerdo aquellas mañanas de sábado en que pitaba tres partidos seguidos en la misma pista -9, 10’30 y 12-. Acto seguido me duchaba, comía un bocata y un refresco por el camino ya que iba con prisa: a las 15 estaba convocado para jugar mi partido de fútbol federado. Recuerdo que tras tres horas detrás del balón en la sesión matinal -reconozco que me gustaba seguir el juego de cerca y seguir las transiciones-, no solía pasar del minuto 80 sin que las rampas me avisaran que ya era suficiente.
Esa prisa con la que cerraba el acta y salía del pabellón me recordó a la del colegiado del pasado sábado, pero llevada de una forma extraña al extremo. Desde los prolegómenos del encuentro, ya se notaba que necesitaba irse rápido al acabar. Pero esas ansias de terminar evolucionaron a partir del inicio del sexto tiempo. Con el marcador bastante decantado (56-24), el árbitro utilizó el clásico “jueguen, jueguen” olvidándose que tenía silbato hasta que concluyó el encuentro. Incluso en alguna ocasión se notó, de forma descarada, que se comía la acción a sancionar para dejar correr el tiempo. Solo espero que fuera algo importante lo que le esperaba; porqué empezó bien pero acabó pasando olímpicamente del tema…
¿Si te presiona el reloj no te aplicas al 100%? ¿O te da igual llegar tarde por hacerlo bien?
photo credit: LenDog64 Week 33 – Playing with my Food via photopin (license)
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