¿Sabes explicar cómo has ganado?
El deporte es una actividad muy marcada por las tendencias y los estados de ánimo. En la final de la liga ACB se han vuelto a encontrar, tres años más tarde, los dos grandes del aro. La verdad es que el Barça, con sus infinitos bandazos desde que se fue Xavi Pascual en 2016, han conseguido desengancharme. Hasta tal punto que no he visto ninguna de los dos primeros encuentros de la última eliminatoria para dirimir el campeón. Ayer por la noche, preferí ver el cuarto partido de la final de fútbol sala entre Pozo Murcia y Barcelona.
Me llega un WhatsApp de Raúl con un escueto “qué partidazo de basket”. Como es más del Madrid que el palo de la bandera entiendo que el Madrid ya estará 2-0 en la eliminatoria. Veo las noticias en las que se narran los últimos 55 segundo de partido, que se inician con un triple fallado de Claver y un 69 a 76 favorable a los azulgranas. Solo la tendencia de un equipo ganador, sumada a una fe infinita, consiguen dar la vuelta a situaciones ante rivales que al final no saben a ciencia cierta la razón por la cual han perdido.
Recuerdo cuando aún le daba al balón, en la primera temporada en la que conseguimos plaza para disputar la promoción de ascenso a segunda regional, una situación muy similar. Jugábamos en el campo del Montsant de la Peira, un rival teóricamente asequible. Desde el banquillo veía como el partido se iba poniendo tonto, oscureciéndose poco a poco. A medida que pasaban los minutos, y con el gol local, todo se puso muy cuesta arriba… Tras sustituir a un compañero, viví una de las situaciones más surrealistas en un campo. Javi, un compañero de equipo -que por aquel entonces tenía solo 20 años-, se puso a llorar de la rabia y la impotencia que sentía por el resultado. Le di ánimos y le dije que no era hora de lamentarse y que teníamos que esforzarnos para sacar aquello adelante (aunque a falta de pocos minutos parecía totalmente imposible). En el minuto 89 empatamos aprovechando un rechace del portero tras una falta directa. Y en el descuento llegó el milagro. En medio de una jugada confusa y llena de rebotes, Bernie soltó un zapatazo, desde dentro del área grande, que pasó entre infinidad de piernas alcanzando la red. No nos podíamos creer como cinco minutos antes perdíamos 1-0; nuestros adversarios tampoco. Así es la magia del deporte…
¿Crees en las dinámicas de equipo? ¿Aunque incluso no exista ninguna razón para salir airoso?
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