Tercera semana sin deporte (un tercio)
Vamos a encarar la tercera semana de confinamiento en casa. He tomado dos determinaciones que creo me están ayudando a pasar el tiempo sin más dramatismo ni miedo que el necesario y evidente que sufrimos en una situación límite colectiva sin horizonte ni solución clara: no he visto ningún telediario y sigo con mi idilio eterno con la radio (para informarme y entretenerme).
Otro aspecto que me ha echado un capote XXL, dentro de esta desconocida tesitura, es el deporte de ultrafondo. Recuerdo, de forma muy vívida, cuando incrustaba mis zapatillas en las calas para empezar un entrenamiento de 5 horas y media en bicicleta de carretera (mientras me preparaba para el medio Ironman). Me entraba una angustia estresante al pensar que hasta el mediodía no volvería a poner el pie en el suelo. Cuando empezaba con los primeros pedaleos dividía, en mi cabeza, el trayecto en etapas. Así todo era más digerible y llevadero hasta que llegaba a la mitad del trayecto, cuando todo mejoraba porque ya empezaba a restar. Centrarme en cada momento, sin ver la globalidad, me ayudó.
Con el teletrabajo, el master de profesor de secundaria -que acabo de empezar- y el disfrute de la compañía de mi mujer e hijos voy sumando días, unos tras otro. Como en cualquier buena ultra que se precie habrá grandes dificultades, sorpresas y momentos en los que te preguntarás “qué leches hago yo aquí”. Y en el caso del COVID-19, como en cualquier otra prueba, afrontaré con optimismo y poniendo todas mis energías en cruzar la línea de meta…
¿De qué te ha servido todo lo aprendido hasta ahora?
photo credit: Thomas Hawk Stuck in Prison on an Island via photopin (license)
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