¿Ves lo que hay detrás de un grano de maíz?

Por fin tuvimos el equipo al completo para jugar. Lo único infame del partido fue el horario, domingo a las 15:30; eso sí que es motivo de expulsión. Debido a que no había gradas en el campo, pudimos ver el encuentro apoyados en la valla, siguiendo muy de cerca el juego. Vi tantas cosas, durante los 24 minutos de acción, que me sentí sobrepasado en algunos momentos. Fue un partido de los que yo catalogo como “palomitas”.
Una palomita no deja de ser un grano de maíz duro que, alcanzados los 180 grados, inicia una reacción instantánea que lo convierte en una deliciosa masa comestible. Y múltiples granos juntos inician una sinfonía de onomatopeyas que suena celestial. Recuerdo, de pequeño (hace casi 40 años) quedarme hipnotizado delante de la máquina expendedora de palomitas, escuchando su mítica melodía.
Como dentro de una bolsa lista para microondas, empecé a sentir infinidad de sonoros ¡pops! Pases entre jugadores, tiros a puerta levantando el puck, saludos y felicitaciones entre compañeros tras anotar un gol, tantos aprovechando rechaces y segundas jugadas y el portero tirándose a la pastilla como si no hubiera nada más valioso en el mundo en ese momento.
Nico es, de largo, el benjamín de los ocho. Pero su diminuta figura se desenvuelve con la soltura de Super Ratón entre gigantes. Y Gala no es la única niña del equipo, es nuestra Guerrera Astuta, Leal y Amigable; capaz de firmar una genialidad dejando al portero vencido y dando la vuelta por detrás de los tres palos para marcar a puerta vacía.
Estoy ansioso por ver de lo que es capaz la nueva tanda de palomitas, en dos semanas. Yo ya tengo el cubo preparado…
Imagen de Janus Studio en Pixabay
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