Sigo sin pillar lo que significa la nueva realidad (a la bim)
Hubo un día en el que lo máximo a lo que aspirabas en un terreno de juego era a jugar en un club de fútbol de élite. La cosa se complicó tanto, con una maraña de agentes, que incluso te podían convertir en una superestrella con contratos comerciales insultantes. Los que se decidían a vivir el deporte desde la táctica y la estrategia soñaban con ser el primer entrenador de equipos llenos de estrellas y gestionar así 25 egos que no cabían en la Vía Láctea. Después la cosa se fue sofisticando hasta tal nivel que llegó el punto en el que casi el staff técnico es más numeroso que la plantilla de jugadores (fisioterapeutas, recuperadores, entrenadores, médicos, asistentes, psicólogos…).
Los que destacaban en los despachos, en cambio, buscaban ocupar un lugar destacado en el organigrama de una junta directiva o un consejo de administración. En este aspecto en particular, el negocio se globalizó y evolucionó de una forma en la que ni, como decía la serie, con ocho basta. El City Football Group, cuyo buque insignia es el Manchester City, acaba de añadir a su conglomerado internacional de equipos una novena escuadra belga.
La redes de este gran monstruos balompédico se tejen y extienden por ligas de 4 continentes: Reino Unido, Australia, EEUU, España, Uruguay, Japón, India, China y ahora Bélgica. De la preocupación miope para que tu equipo llegue lo más lejos posible hemos pasado a un gran angular en el que todo está interconectado, aunque los aficionados solo vean que se trata de clubes a miles de kilómetros de distancia. Los directivos del City necesitarían un vestidor para disponer de todos los equipajes; menos mal que en los palcos con un solo traje se cubren todos los colores…
¿Te centras en un solo equipo? ¿O tu visión global que hace ampliar horizontes empresariales?
photo credit: pablocba Eran muchos via photopin (license)
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