¿La culpa es nuestra?
Tal vez estoy un poco negativo, pero estoy convencido 100% que un altísimo porcentaje de los problemas que hay en el deporte de formación los generan los padres y madres. Unos, porque intentan vivir su frustrada carrera deportiva a través de la de sus hijos. Otros que solo se emplean para dar pena en las gradas, sacando por la boca lo que llevan aguantando toda una semana de represión. Los de más allá porque tienen la certeza que tienen en casa una Palau, un Márquez o una Putellas. Y los que están corrigiendo al niño por la sencilla razón que no entienden por qué no lo hacen mejor.
Nos hemos olvidado de que los pequeños tienen que jugar, y solo les hacemos competir. Ríen poco y lo pasan mal, ya que si no ganan no hay diversión ni risa (bajo mi punto de vista debería de ser independiente ambas cosas del resultado final). Y entramos en la dicotomía de «ganar es genial, perder es fatal». Si no juegas en una categoría top pues eres un matao; y si no cambias de equipo te estás estancando. Si la principal fuente de inspiración está podrida y corrompida, el resultado final es un deporte de base en que rápidamente hay una diferencia brutal entre equipos y con pequeños jugando y entrenado a 60km de casa.
Para mi en la formación veo muy poca diversión, y muchas más competición pura y dura. Y después, como progenitores nos quejamos que los niños no tienen educación y valores. Los mismos que nos metemos en el bolsillo en cada entreno, partido y conversación que tenemos con nuestros hijos alrededor del deporte…
¿Asfixias a tus hijos con el deporte?
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