¿Se lo perdonarías todo a quien salva tu cuello?
En ocasiones crees que ya lo tienes todo perdido. La desesperación te invade. Ves que te acercas a un gigantesco túnel. Y está tapiado, sin salida. En ese momento se barajan ante ti varias opciones: hundirte, afrontar la realidad estoicamente -sacando lo mejor de la situación- o buscar una solución.
Esa actitud resolutiva, cuando estás con el agua al cuello, saca lo mejor y lo peor de nosotros mismos. Te sientes entre la espada y la pared, con el reloj corriendo y la bomba a punto de estallar… y a veces solo ves como salida pactar con el diablo. Se trata de tirar alguno de tus valores y conseguir lo que quieres. Quedará tu honra mermada pero habrás conseguido el botín.
Así se ha sentido la Confederación Africana de Fútbol al rechazar Marruecos organizar la Copa África de 2015. La crisis del ébola ha hecho que el país norteafricano se eche atrás. Considera demasiado peligrosa la previsión de un millón de espectadores procedentes de todo el continente. Creen que sería echar más madera al fuego y que habría un peligro real de extender la epidemia.
Y a puntito de ahogarse los organizadores, apareció Guinea Ecuatorial como la tabla de salvación. Y como la competición, que se celebra desde 1957, corría peligro de no celebrarse, se bajaron los pantalones hasta los tobillos. Expulsaron a Marruecos, que participaba en la competición como anfitriona. Hasta ahí correcto; hay que tener deferencia con Guinea Ecuatorial al solucionar el entuerto. Pero teniendo en cuenta que fue expulsada de la fase de clasificación por alineación indebida, la decisión parece de todo menos coherente. Pero era o quedarse sin competición o aliarse con el diablo…
¿Eres capaz de todo para conseguir lo que quieres? ¿O hay algunos valores que no puedes transgredir?
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