¿Aceptas tus limitaciones?
Soy muy consciente que el mundo de las tecnologías me viene grande. He aprendido a usarlo a base de prueba error, sin mucha pasión, forzado por las circunstancias. Llevo una coexistencia pacífica, sin mucha pasión. Hace un par de meses se me ocurrió la brillante idea de hacer un vídeo del equipo de mi hijo, para compartirlo poco antes de jugar la final a cuatro.
Disponía de textos y las grabaciones de todos los niños y niñas; pero ahora se acercaba el momento de ponerme delante del imovie en mi ordenador y obrar el milagro. La cosa estaba entre Fátima y Lourdes, ya que pude poco más que incluir un vídeo de los 12 que tenía. Ya me advirtieron mis hijos que lo hiciera con el ipdad, pero yo, erre que erre con el Mac. Tras una media hora ahogándome en la aplicación, emití mi primer SOS. Me senté al lado Oriol en el sofá y me pidió que le dijera qué necesitaba; acto seguido empezó a ejecutar en la pantalla movimientos como Tom Cruise en Minority Report. En una media hora tenía las carátulas de entrada y cierre, con las imágenes de los 12 integrantes del equipo y sus nombres sobreimpresionados y todo amenizado con una banda sonora épica.
Cuando intentamos pasar el filtro de calidad, mi mujer nos informó que no daba el nivel ya que como las grabaciones originales eran en vertical no encajaban bien a la hora de montar el vídeo. En ese momento quemé todas las naves a lo bonzo y opté por dejarlo correr. Menos mal que mi hija pasaba por allí -y apiadándose de mi torpeza y desesperación-, pidió el aparato y amplió el ángulo de visión de la grabación para que se viera cada jugador de forma perfecta. Supongo que, mientras lo arregló en unos pocos minutos pensó: «joer, con 46 años se nos ahoga en un vaso de agua…».
Ahora ya solo faltaba insertar el audio. Mis dos hijos dijeron al únisono: «Es muy fácil. Haz notas de voz y nos las mandas por Airdrop». Oriol me cedió su micro de youtuber y me lo dejó todo listo para que grabara las notas en el Mac. Una vez acabada mi última tarea, hizo el último truco y ya estaba todo listo.
Hay que reconocerlo; soy un tecnolerdo. Gracias a las tecnohabilidades de mis hijos y el nivel de exigencia de mi mujer, una idea inicial pudo ir más allá de mi imaginación…
¿La tecnología te sobrepasa?
Imagen de Johnson Martin en Pixabay
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