• ivanferrer
• A 04/05/2023

Mientras nos ponemos de rodillas (en plan palabrita de niño Jesús) a la vez que lloramos a moco tendido, a la espera que vuelva nuestro ex más ilustre (spoiler, pereza máxima), al Barça le ha vuelto a estallar otra bomba en los morros. Con la repentina marcha de su director de fútbol, los azulgrana ejecutan un insólito ejercicio de promesas con credibilidad cero en la casilla de salida, o lo que en términos marquetinianos podríamos catalogar como una «overpromise storytelling» en toda regla.

Su cambio al Aston Villa, teniendo en cuenta los equilibrios económicos que tendrá que ejectutar el club azulgrana durante los próximos años (o alguna que otra década) y el pastizal que va a cobrar a partir del 30 de junio, está más que justificado. Pero lo más gracioso, ultrapasando la pena y el ridículo es que en el comunicado a los medios se sostiene que Alemany, en un alarde de buena voluntad, va a encargarse de cerrar fichajes, si es preciso y necesario, cuando ya tenga contrato con los de Birmingham. El chiste es entre buenísimo, épico e insólito.

El choque de trenes entra la ficción del storytelling del Barça (que solo se aguanta en un papel o una pantalla de ordenador) y la realidad es simple y llanamente terrorífico, con un ingente balance de muerte y destrucción. Ahora que el club se ha cargado su canal de TV, podrían inclinarse por explorar nuevos mercados audiovisuales, avalados por guionistas que ideen historias atractivas (y no del estilo Paco Martínez Soria, más simples que el mecanismo de un chupete).

¿Te evades de la realidad pensando que el personal es tonto?

Imagen de Prawny en Pixabay