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Deportes y Comunicación | November 21, 2024

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¿Ni un guionista de cine podría cerrarlo igual?

¿Ni un guionista de cine podría cerrarlo igual?
ivanferrer

El clásico de los fueras de juego, en el que el Real Madrid cayó hasta en doce ocasiones, empezó con un gol truncado. Mbappé se las prometía felices, protagonizando el gesto de la vaselina acompañado de una sonrisa Profidén, antes de que le anularan el tanto. Y tras la primera parte, que acabó en tablas a nada, empezó el guionista a escribir un capítulo de final de temporada de calidad y altura.

En el minuto 54, Marc Casadó abrió con suma facilidad la lata de sardinas defensiva del Madrid, habilitando a Lewandowsky para inaugurar el marcador. 120 segundos más tarde, Balde sirvió en bandeja un centro para que lo cabeceara magistralmente el delantero polaco (ante la mirada pasiva de tres adversarios vestidos con la camiseta del Madrid, como si admiraran una obra). Mientras tanto, Iñaki Peña se puso la capa de Ter Stegen para desbaratar todos y cada uno de los envites merengues. Uno de los jugadores más discutidos de la plantilla visitante, se convirtió en un baluarte inexpugnable.

Los dos últimos goles, para cerrar el marcador, fueron la exitosa fusión del tanto frustrado de Mbappé. En el tercero, Lamine Yamal mostró, orgulloso, las seis estrellas azulgranas incrustadas en sus brackets. Y el tanto que cerraba la goleada, de Raphinha, fue de vaselina con suspense (acabó con Lucas Vázquez, entre desesperado e impotente, dentro de la portería). El final fue tan redondo, que acabó con el gesto con el que empezó todo…

¿Las casualidades acaban creando cuentos redondos?

Imagen de VincentTim en Pixabay

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