¿De verdad avanzamos?
Oriol hace 9 años que juega a hockey. Ya en su primer año coincidió en la escuela de patinaje con otras niñas y desde que compite (esta es su quinta temporada) siempre ha coincidido en el equipo con diversas compañeras. De hecho, en el hockey en línea existen, con normalidad y naturalidad, conjuntos mixtos en todas las categorías antes de llegar a la mayoría de edad. Berta y Gala no son dos chicas que juegan en el equipo integrado por 9 chicos más, sino que sencillamente todos forman parte de un equipo de 11, sin más que añadir. Y cada fin de semana se enfrentan a otros equipos en los que hay niñas. Desde las gradas, tras el casco (que la verdad que los iguala bastante, si no los conoces), solo veo deportistas que buscan con ansias el puck para ir al arco contrario o defienden con tesón para apoyar a su portero.
Por esta razón me parece lamentable que unos niñatos de 12 años, se atrevan a mandar a fregar a un equipo femenino al que han derrotado en el campo de fútbol. Es tan barriobajero que asusta, mostrando un nivel de paleto solo comparable al de los cuñados más racistas, fascistas y misóginos que habitan el planeta tierra. Tan lamentable comportamiento hace plantearme qué basura de valores estamos transmitiendo a nuestros jóvenes para que actúen de forma tan rastrera y desconsiderada con otros.
Desde el Velarde F.C. (club cántabro al que pertenecen los niños) se ha iniciado un expediente sancionador y obligarán a los jugadores a asistir a una charla sobre igualdad, respeto y uso responsable en redes sociales. También se me ocurre, por ejemplo, llevarlos a un restaurante u hotel de grandes dimensiones para que fregaran platos hasta que se les durmieran las manos. Este suceso es, para mí, la enésima demostración que el fútbol -os lo dice una persona que lo practicó desde los 6 a los 34 años- es el peor deporte, de largo, en el que pueden crecer tus hijos…
¿En pleno siglo XXI aún compartimos existencia con trogloditas?
Imagen de David Sánchez-Medina Calderón en Pixabay

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