¿El balón es invencible?
La tecnología, a veces, nos resuelve situaciones desagradables e incómodas. El watsapp dio una vuelta de tuerca en la comunicación entre personas, trasladando ideas o estados de ánimo con pictogramas 2.0. Ahora ya no tienes que lavarte la boca con salfumán (como decía mi abuela) tras decir que «esto es una mierda». Solo hace falta que busques entre los innumerables emojis disponibles y aprietes la tecla adecuada. Aparecerá una simpática caca con grandes ojos redondos y una sonrisa. Siempre queda más simpático, dices lo mismo que querías decir, y no suena mal.
Actualmente hay una caca incómoda de dimensiones gigantes en Marruecos -y bastante menos simpática que la cibernética-, que huele por tres. Lo que hace unos meses era un triple escaparate exterior para la Dinastía Alauí, ahora se ha convertido en un marronazo galáctico. Entre diciembre y junio de 2015, Marruecos iba a ser la sede del Mundial de Clubs de Fútbol (con el Madrid como reclamo principal), de la Copa África y de los Juegos Panárabes.
El gran meollo viene por la Copa África, en la que se estima que pueden acudir hasta un millón de espectadores, la mayoría procedentes de otros países africanos. Con la crisis actual, generada por el virus Ébola, este mundo superglobalizado y ultratecnológico se está monstrando bastante incapaz para frenar la expansión de la epidemia. Y tampoco saben las auotridades cómo encarar eventos masivos. Y ante el pánico que le supone un apocalipsis zombie, Marruecos ha decidido renunciar.
Eventos como los Juegos Olímpicos o los Mundiales de Fútbol solo han sido suspendidos por las Guerras Mundiales. Así que el silencioso virus está poniendo, de nuevo, al fútbol al borde del abismo…
¿Hay que jugar sí o sí? ¿O hay circunstancias insalvables?
photo credit: jorgemejia via photopin cc
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