¿Te estrangula tu autoexigencia?
En ocasiones, la presión que uno se autoimpone es implacable con una mismo. Como un bate de béisbol que te sacude en las costillas cada vez que las cosas no te salen como querías. La autoexigencia, en exceso, es como las serpientes de Laocoonte -te estrangulan, poco a poco, hasta apoderarse totalmente de ti.
Sabes que no estás bien y te flagelas, y te atenazas, y dejas de divertirte… Y así es como la magia de Ricky Rubio se ha ido apagando en los últimos partidos. El base de los Wolves, en un ejercicio de autocrítica, responsabilidad y sinceridad, admite que está en un momento muy delicado: “No estoy siendo yo mismo y el equipo lo está notando. Tengo que volver a ser el que era. Trabajo para ello. Es algo que he perdido. Es duro para mí. Es baloncesto y me gusta, pero no me estoy divirtiendo como solía hacerlo. Sé que hay que ser profesional. Pero, simplemente, quiero divertirme y es difícil hacerlo en este momento”.
Rubio es consciente que debe solucionar un problema que le lleva incluso a no poder dormir tras un mal partido. Su entrenador, Rick Adelman, tiene clara la raíz de lo que atormenta al jugador de Minnesota. Cuando falla se obsesiona y entra en una espiral negativa en la que se complica la vida. En ese espacio la intuición y las acciones inesperadas, que hacen de Ricky Rubio un jugador único, no aparecen.
¿Tus errores te condenan a noches en blanco? ¿O los asumes con naturalidad, como parte de la vida?
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