¿Hay imágenes que es mejor no emitir?
No he sido históricamente fan de los cómics de superhéroes, pero siempre hay alguno que destaca sobre el resto. Mi preferido era el Rondador Nocturno (Nightcrawler). Su gran ventaja era que podía teletransportarse en una radio de tres kilómetros. Ese curioso poder sobrehumano le hubiera bastado a la keniana que lideraba el maratón de Austin, en categoría femenina, cuando se metió en la boca del lobo a tan solo 600 metros de la meta. 300 metros más tarde se le fundieron los plomos y cayó al suelo. Y ahí empezó una sobrecogedora y humillante carrera a 4 patas, camino de meta.
Las asistencias están preparadas con una silla de ruedas para prestar una ayuda que Hyvon Ngetich rechaza. Agarrotada, gateando como una muñeca robótica, amorrando la cabeza en el suelo desfallecida, con la mirada perdida como un auténtico zombie… Se cierra el plano de la cámara sobre su rostro, con un sufrimiento extremo, su ojos abiertos sin pestañear, cayéndole la baba como un búfalo exhausto del National Geographic… Incluso seguía gateando tras cruzar la línea de llegada, como si se hubiera marcado un ritmo interno infinito…
Me apasiona el deporte de fondo, en el que la cabeza, en muchas ocasiones juega un papel más determinante que el físico. Pero no estoy muy seguro de si tenemos que enseñar imágenes de TV tan extremas a los que se inician en este deporte, a los jóvenes, nuestros hijos… Todos los medios lo han vendido como un ejemplo de superación, pero ¿no podría ser también un ejemplo de lo que no debemos hacer (poner en peligro nuestra propia integridad no creo que sea el objetivo del deporte)?. ¿La organización de carrera no debería evitar situaciones como ésta?
¿Os gustaría que el planeta entero retransmitiera vuestro peor momento, en el que quedáis totalmente expuestos y envueltos en una regresión cósmica que os lleva a ser un bebé? ¿O es sencillamente una escena de superación?
photo credit: Nightcrawler finished via photopin (license)
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