¿Renunciarías a un Barça - Madrid por algo?
Ya estamos a pocas horas para uno de los clásicos del fútbol mundial. Habrá más de 400 millones de espectadores de todo el mundo, de más de 50 países, pegados al televisor en directo, sea la hora que sea. Y por encima de 800 periodistas cubriendo un acontecimiento de dimensiones planetarias. Tan solo 90.000 privilegiados vamos a tener la oportunidad de vivirlo en directo, con nuestros propios ojos, sin que nadie nos lo explique…
Desde pequeño recuerdo los derbies del Barcelona contra el Madrid en el campo, intensamente. De eso tienen la culpa mis padres, que nos hicieron socios cuando mi hermana pequeña nació, hace ya 33 años. El olor a humo de las bengalas (que gracias a Dios ya han sido desterradas). El sabor del cucurucho de patatas fritas que compramos aún antes de entrar en el Nou Camp. El griterío ensordecedor cuando saltaba el Madrid al campo (como los dos equipos salen ahora juntos, se ha eliminado ese momento).
Toda esa tradición que llevaba practicando, de forma metódica y continua, se rompió la temporada pasado. El 26 de octubre de 2013, me perdí la victoria del Barcelona por 2-1 y no pude ver el golazo de Alexis in situ; solo al llegar a casa por la noche. La suerte, caprichosa, quiso que coincidiera ese sábado de fútbol con una clase del master de coaching -que justo acababa de empezar- que duraba todo el día. Así tuve que renunciar a ir al campo y acabar con tres décadas de clásicos. Me fastidió mucho, pero pensé que tampoco había para tanto y que ya volvería al año siguiente… ¿o sí que había para tanto?
¿Un derby es innegociable? ¿O hay cosas que pasan por encima de un partido como éste?
Publicar un comentario