¿Navidades ñoñas?
Lo reconozco: soy un ñoño. Me gusta la Navidad con las luces (cuanto más excesivas, mejor), sus cuentos tradicionales, el protagonismo de los niños, la magia y la ilusión… Por ello me ha llegado al corazón el cuento de Nujeen. Se trata de una joven de 18 años, con todo el ímpetu que la adolescencia conlleva. No la para ni su parálisis cerebral, ni el hecho de vivir en un país desintegrado y desolado por la guerra como Siria. Su historia conmovió al Barcelona, del que es declarada fan y la invitó a ver un partido en el Camp Nou y conocer a sus ídolos… De eso se trata la Navidad, de generar momentos mágicos…
Momentos que concentramos durante estas fechas, pero que deberíamos alargarlos a todo el año. Momentos que guardas en la mente, hasta el fin de tus días, como tesoros de valor incalculable. Como el que viví el fin de semana pasado, cuando mi hijo corría a toda velocidad por Port Aventura, con una sonrisa que no le cabía en la cara, gritando como un loco: “¡Soy inmortal!”. Me hizo ver Oriol, con ese instante entrañable, que la inmortalidad no es buscar el reconocimiento de los otros, la notoriedad. Es sentir que el mundo puede implosionar en cualquier momento, pero que a ti te da igual ya que estás completamente centrado en disfrutar de tu momento y compartirlo con los que más quieres. Y con ello te basta…
Yo para 2018 pido salud para poder hacer mucho deporte y disfrutar de mi familia y amigos. Aspiro a tener muchos momentos de inmortalidad repartidos a lo largo de los próximos 12 meses. Deseo que tengáis muchos vosotros…
¡Felices fiestas y deporte a tope!
Nos vemos el 8 de enero.
photo credit: Anvica Luces navideñas via photopin (license)
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