El casco (el reverso tenebroso)
Toda historia tiene la cara A, la que se muestra a la galería, la que se proyecta en las pantallas para uso y disfrute de la audiencia. Pero hay otra, en ocasiones más sórdida y oscura, que se desenmaraña destripando las interioridades de sus protagonistas. Silencios y medias verdades. Realidades que hay que ir destapando a base de técnicas poco ortodoxas, si hace falta, con sacacorchos.
Fue un simple golpe en medio de un partido. Se levantó, aplaudimos (como hacemos siempre en la grada cuando una jugadora tiene un contratiempo, da igual de qué equipo se trate) y a seguir jugando.
Al acabar, Anna me abrazó llorando que le seguía doliendo la cabeza. En ese momento decidimos llevarla a un médico para que la examinaran. En el coche, camino del hospital, mi mujer indagó hasta que consiguió sacarle que se mareó tras la caída y que durante un rato tuvo visión borrosa en un ojo. Le pudieron tanto las ganas de jugar que se puso en riesgo y no dijo nada a su entrenadora. Suerte que se trató solo un golpe que no fue a más. Creo que de cada cosa que te pasa en esta vida, se puede aprender. Le expliqué que partidos habrá muchos a lo largo de toda su vida pero que cabeza solo tiene una… Espero haber conseguido mi objetivo.
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