¿Te olvidas para qué habías venido?
El pasado sábado estuve en el concierto más rentable de mi vida. Más de cinco horas de metal, a cargo de cinco bandas, por el módico precio de 16,65 euros. Una oportunidad única de ver a grupos desconocidos hasta la fecha para mí, como los ucranianos Ignea, abanderados del oriental metal. Unos ritmos venidos del viejo telón, acompañados por unas contundentes guitarras y batería y apoyados por las hipnóticas notas de un teclado. Una melodía que te atrapa y te envuelve sin que puedas oponer resistencia. Así debió quedar Khabib Nurmagomedov, atrapado, intentando salir de la superficie extraña e infinita de una cinta de Moebius…
Tras ganar al mediático Conor McGregor el título de la UFC, tuvo un lapsus amnésico de difícil comprensión, y se olvidó de que tras la victoria lo único que debía hacer era abrazarse a su equipo y celebrar con el público su victoria, poniéndose su flamante cinturón de campeón. En vez de ello se dedicó a dar rienda suelta a su ira, generar una batalla campal, al intentar seguir pegando a su contrincante tras el final del combate y saltar fuera del octágono para ir a por el equipo del irlandés. Caos dentro y fuera de la jaula; una pelea de bar en toda regla. Una vergüenza, ya que esas escenas solo deseas verlas en el cine mientras te zampas un bol de palomitas tan a gusto. Alguien le debería haber dado al stop en el walkman mental de Nurmagomedov, o pasar a una canción más tranquilita…
¿Tienes claro tu objetivo? ¿O tus emociones te pueden?
photo credit: wuestenigel Don’t forget written on a thought bubble via photopin (license)
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