¿Te aplastaron sin piedad?
- ivanferrer
- A 21/05/2019
La tarde del sábado estaba repleta de eventos en casa. A las 18 horas empezaba la final de la Champions entre el Olympique de Lyon y el Barcelona. Mientras tanto, se ultimaban los preparativos para la cena de Eurovisión (en casa ya se ha convertido en un clásico la porra que realizamos tras ver todas las actuaciones). Puri y Oriol comandaban las operaciones en la cocina, sustentado en el mínimo interés que les despierta el balón. Anna con su camiseta de Noruega y yo con la del Barça, nos dispusimos a disfrutar de un partido emocionante. Nada más lejos de la realidad.
En el minuto 14, tras los latigazos de Marozsan y Hegerberg (iban a venir dos más en el cuarto de hora siguiente), me teletransporté a 1994, al chorreo que nos pegó el Milán, con un Marcel Desally omnipresente en el medio del campo.
No había nada que hacer. Quedaban 60 minutos de final y ya nos habían caído 4. Anna, se levantó y me preguntó para qué me quedaba viendo la tele si nos estaban pegando una paliza. Fue como si hubiera un balón dividido que se gana al choque y por un lado aparece la canción de la República Checa (cándica, fresca y novata) y le quiere robar el balón a la de Islandia (una explosiva mezcla de Rammstein, Marylin Manson y Prodigy). El final es doloroso, pero previsible, como el resto de la final del sábado…
¿Sabes reconocer cuando no hay nada que hacer?
photo credit: Cris Bañes Apisonadora via photopin (license)
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