¿Suspense?

El deporte empieza a resarcirse del mazazo que le asestó el coronavirus. Aunque en versiones enlatadas y comprimidas, el fútbol y el baloncesto aprietan el botón «start» para dirimir el campeón en sus respectivas competiciones. Ha sido muy curioso ver la emoción, la alegría y el júbilo de la plantilla del Nápoles, reciente campeón de copa en Italia. Tras marcar su último penalti se entregaron a la celebración, aún sabiendo que en las gradas no había ni una triste alma en forma de aficionado.
En España, el fútbol ha decidido acelerar el formato habitual. El baloncesto, en cambio, optó por una insólita fase final con dos grupos de seis equipos a vuelta única, semifinales y partido por el campeonato. En el caso de las competiciones europeas, hubo suerte dispar. Mientras que el baloncesto decidió echar el cierre, el deporte más mediático se ha sacado de la chistera una final a 8, a modo de Copa del Rey de la canasta.
Unos se quejan de la falta de justicia en su formato de KO, mientras otros van sacando los cubos de palomitas. Será intenso y sin margen de error pero, a la vez, tremendamente atractivo y emocionante; como las dramáticas últimas rondas en mundiales y eurocopas. Nunca un campeón de Europa tuvo que estar tan concentrado en tres partidos, con un abismo a ambos lados del angosto camino. Lo que está claro es que habrá un nuevo monarca continental en agosto con confeti pero sin público.
photo credit: calafellvalo El Circo (2) via photopin (license)
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