¿Vale la pena dejarte la vida en ello?
 
            
             
         En la balanza del devenir de la vida se debaten el disfrute de una vida cómoda y apacible, presumiblemente más extensa y tranquila (aunque el destino siempre te puede tener preparado, de forma macabra, un truco inesperado que lo cambie todo radicalmente, en forma de accidente o enfermedad) con la existencia más intrépida y emocionante, pero que lleva inherente un alto grado de peligrosidad vital.
En esa búsqueda de sentido -totalmente única, personal e intransferible- hay quien se adentra en terrenos repletos de sensaciones al límite y adrenalínicas (a la vez que peligrosas) como pueden ser el motociclismo o la apnea, con una tasa de mortalidad mucho más alta que en otro tipo de disciplinas. En ese momento, entras en el dilema de si menos intenso, pero potencialmente más largo o si más emocionante, pero posiblemente más corto.
Pau Alsina, haciendo lo que más amaba en este mundo, se dejó la vida, con solo 17 años. ¿Valió la pena? Creo que solamente él podría responder a esa compleja pregunta. En el documental La inspiración más profunda se habla de límites, soledad, determinación, constancia, trabajo en equipo, sueños, sentido de la vida y confrontación ante la muerte. Y todo enmarcado en un entorno competitivo de élite envuelto en una nebulosa de extrema peligrosidad. Estamos hablando de dos deportes en los que los fallos se pueden pagar muy caros. Y entonces vuelvo al principio, como un delfín dando vueltas eternamente: ¿vale la pena?
¿Tiene sentido darlo todo por algo en lo que puedes perderlo todo?
Image by Grant Muller from Pixabay
 
   
   
   
   
  
   
   
  
   
   
  
   
 
                        
 
                                   
     
     
     
     
                 
                 
                 
                 
                 
                 
                 
                
Publicar un comentario