¿Hace falta protestar?

La terrible situación que se está viviendo en Gaza está alcanzando la triste categoría de hecatombe. Uno de los grandes peligros al que se enfrenta la humanidad es el olvido selectivo, el no aprender de situaciones pasadas. Este verano fui con mi familia a pasar unos días a Ámsterdam y visitamos el Monumento Nacional del Holocausto, formado por 4 muros conmemorativos, en el que se encuentran 102.000 ladrillos con la fecha de nacimiento y defunción de víctimas de la Alemania Nazi. Me impactó especialmente algunos nombres que, por desgracia, no fueron ni conscientes que pasaron por este mundo, ya que murieron con pocos meses de vida. Lo que me sumió en una profunda tristeza es que veo que el ejemplo no ha servido para nada; ya que el colectivo que sufrió esta ignominia extrema, hace lo propio con otro pueblo al que está erradicando. Entre Hitler y Netanyahu solo hay 80 años de diferencia…
¿Ante tanta barbarie cómo puedes expresar tu descontento? Dos de las claves de una protesta son las de concienciar y dar visibilidad al descontento o al hecho que se denuncia. La Vuelta ha sido foco de interminables manifestaciones de protesta e incidentes, a raíz de la participación en la ronda española del Israel-Premier Tech. La creciente dimensión mediática del deporte, apoyada en la imposibilidad de blindar todo el recorrido, ha abierto una brecha para infinidad de actos de protesta pro-Palestina. Un ejemplo más de que el deporte, como la política, forman parte del debate público.
¿El deporte debe quedar al margen de la política? ¿O hay que aprovecharlo para denunciar injusticias?
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